Cinco Pasos Para Aprender una Nueva Disciplina








3 de Junio, 2024
N° 050 | Tiempo de lectura - 4 minutos










Hola, bienvenido a gestión en simple. Un newsletter con ideas y recomendaciones para quienes se inician en un rol de gestión
Gestionar bien requiere aprender nuevos conceptos y desarrollar nuevas competencias, tales como:
Resolver problemas que involucran finanzas, procesos y resultados clínicos.
Liderar personas en ambientes de alta incertidumbre.
Desarrollar planes de acción incluyendo definición objetivos y creación de indicadores
Conducir reuniones de manera efectiva
Construir un presupuesto de una unidad clínica.
Ninguna de estas competencias son enseñadas en las carreras de pregrado y generalmente no son parte nuestras habilidades cuando empezamos en roles de gestión.
La mayoría de las veces, debemos aprenderlas por nosotros mismos.
De ahí que “saber cómo aprender” es, en mi opinión, una habilidad profesional fundamental (algunos la llaman metahabilidad, o habilidad de orden superior), y puede hacer la diferencia entre una carrera exitosa y una en que nos quedemos estancados.
Desafortunadamente, a la gran mayoría de quienes tomamos roles de gestión nos cuesta aprender nuevas competencias. Y una de las principales razones es que:
Muy pocas personas desarrollan un sistema para aprender
Durante mi años trabajando en instituciones de salud, además he aprendido que hay varias otras razones por las que las que es difícil aprender una nueva competencia:
Ausencia de un sistema
Baja motivación
Falta de tiempo
Desconocimiento de los beneficios de hacerlo.
Pero, también he aprendido que con algunas reglas simples, es posible hacerlo mejor.
A continuación te voy a mostrar 5 pasos clave para aprender una nueva competencia de manera efectiva, tanto en el ámbito profesional (gestión de salud) como personal (aplica también para un hobby!)
Paso 1: Estudiar los fundamentos
Aprender los fundamentos es clave para desarrollar nuevas competencias.
Imagina que quieres desarrollar la capacidad de mejorar procesos.
Puedes partir diseñando tu propio sistema. Probar con distintos formatos de cajas, flechas y escrituras. Pensar en que hacer primero y que hacer después.
O bien, puedes buscar ayuda en un curso, libro o página web, acerca de los fundamentos de las metodologías de mejora de proceso y estudiarlas.
Si haces lo primero, gastarás horas en descubrir lo que otros ya han descubierto, probado y teorizado.
Si haces lo segundo, aprenderás los fundamentos más rápido y gastarás tu tiempo de manera más eficiente, aplicando metodologías ya probadas.
Paso 2: Repetir
La mayoría subestima el poder de las repeticiones, cuando las repeticiones son la clave para mejora cualquier competencia.
Una de mis historias favoritas lo ejemplifica a la perfección (la historia aparece en el libro “hábitos atómicos”, de James Clear). Se trata de “La historia de la clase de fotografía”.
El primer día de clases el profesor de un curso de fotografía de la Universidad de Florida Jerry Uelsmann divide a sus alumnos en dos grupos.
Al primer grupo, el grupo de la “calidad”, le plantea el reto de tomar la mejor fotografía posible. Al final del año, se evaluaría sólo una fotografía. Y la nota que obtendrían sería exclusivamente dependiendo de la calidad. Una foto casi perfecta, obtendría un 7 y fotografías inferiores tendrían notas menores.
Al segundo grupo, el grupo de la “cantidad”, le plantea el desafío de tomar la mayor «cantidad» de fotografías posibles. Al final del curso, la nota será proporcional al número de fotografías que tomaran (100 fotografías→ Nota 7, 90 fotografías → Nota 6, y así sucesivamente)
¿Qué pasó?
Al final del curso, los alumnos en el grupo de la “cantidad” obtuvieron las mejores fotos.
¿Cómo?
Mientras el grupo de la “calidad” estaba ocupado aprendiendo teoría, el grupo de la “cantidad “experimentaba con distintas técnicas, identificaba qué resultaba y que no, y en definitiva, mejoraba a una velocidad muy superior al otro grupo.
La práctica hace al maestro es una cita antigua, muy repetida, pero que no pierde vigencia.
Paso 3: Practicar lento, luego rápido
Continuemos con el tercer paso. La mejor forma de adquirir maestría en una habilidad es practicar primero lento y luego rápido.
Cuando aprendes a tocar un instrumento (de la manera correcta), por ejemplo, no puedes esperar realizar un ejercicio o tocar una nueva melodía a velocidad normal.
Lo que ocurre es que primero practicas muy lento, para internalizar la forma correcta de poner los dedos sobre el instrumento (imaginemos una guitarra por ejemplo), para pulsar cada cuerda a la velocidad adecuada, y finalmente para mover las manos en la secuencia correcta.
Luego, una vez que aprendes el movimiento, aumentas la velocidad de manera gradual, cuidando que la calidad del sonido en cada progresión del tiempo, sea la correcta.
Si no te está sonando bien, a alta velocidad, vuelves a practicar a baja velocidad.
Este principio aplica a casi todas las disciplinas.
En la natación, necesitas practicar el movimiento de manos lento, luego rápido.
En el futbol, practicas un dribbling (movimiento de cuerpo para engañar a un oponente), lento, luego a alta velocidad.
Y en gestión, también…
Cuando estás aprendiendo a hacer un plan de acción, lo haces primero lento, internalizando cada etapa. Luego que lo haz hecho muchas veces, puedes hacerlo más rápido.
Si estás haciendo un análisis de datos, primero lo haces lento, en detalle. Luego rápido.
El principio se repite, casi todas las veces.
Paso 4: Ejecutar por partes
Un gran problema al momento de querer aprender una nueva disciplina es que al principio parece agobiante.
Queremos hacer presentaciones en público maravillosas, pero nos quedamos pegados en la primera lámina del PPT.
Nos interesa tocar ese maravilloso instrumento (en mi caso fue el clarinete), pero luego del primero soplido (luego del que no sale ningún sonido ni remotamente agradable), queremos tirar la toalla
Queremos resolver un problema de gestión, pero tenemos tanta información frente a nuestras narices que no sabemos como partir.
No hay mejor forma de lograr un objetivo ambicioso, que dividiendo grandes objetivos en tareas breves muy concretas (recomiendo una charla TED de Stephen Duneier: Cómo lograr tus objetivos más ambiciosos, muy fácil de encontrar en la web)
De esta manera…
En vez de pensar en la presentación terminada, mejor partir un bosquejo de las tres ideas centrales de la presentación.
En vez de imaginarnos tocando el concierto de Mozart para clarinete, mejor focalizarnos en emitir bien ese primer soplido.
En vez de pensar en las soluciones al problema de gestión, mejor identificar bien cual es realmente el problema y hacer una buena “declaración de problema” (el paso inicial para un problema de gestión).
Paso 5: Buscar un Coach
Ya estamos viendo la luz. Tener un coach es un paso esencial para alcanzar niveles realmente altos de desempeño.
Cuando aprendes un instrumento, avanzas más rápido con un coach (en este caso un profesor de clases personalizadas)
Para mejorar tus habilidades de liderazgo, avanzas más rápido con un coach que te ayude a reflexionar de tus experiencias.
Si quieres mejorar tus habilidades clínicas, es más eficiente tener un coach (tutor o profesor), que te ayude a desarrollar el pensamiento clínico o bien te de feedback para aprender de mejor manera un procedimiento quirúrgico.
En cualquier disciplina, la ayuda de un coach permite ahorrar tiempo y avanzar mucho más rápido en la búsqueda de la maestría.
Palabras finales
Para gestionar bien, necesitamos desarrollar nuevas habilidades.
Y para desarrollar nuevas habilidades necesitamos desarrollar un sistema de aprendizaje.
Estos cinco pasos te ayudarán a hacerlo de manera más eficiente y con mayor calidad
Estudia los fundamentos
Repetir
Practicar lento, luego rápido
Ejecutar por partes
Buscar un coach
Buena semana
Cristian