No busques la perfección, focalízate en las repeticiones








28 de Septiembre, 2024
N° 061 | Tiempo de lectura - 3 minutos
















Bienvenido a gestión en simple. Un newsletter con ideas y recomendaciones para quienes se inician en un rol de gestión
Cuando nos embarcamos en aprender algo nuevo, solemos caer en la trampa de buscar la perfección desde el principio.
Queremos redactar el mejor informe, realizar el mejor análisis, o lograr que cada entrenamiento sea impecable.
Pero, ¿y si la perfección no fuera el camino más rápido hacia la maestría?
Un enfoque diferente, más poderoso en mi opinión, es priorizar las repeticiones por encima de la perfección.
James Clear lo ilustra brillantemente en su libro Hábitos Atómicos, a través de una historia de una clase de fotografía, originalmente narrada en el libro Art & Fear.
El primer día de clases, el profesor Jerry Uelsmann de la Universidad de Florida, divide a sus estudiantes en dos grupos. Al primero, el “grupo de calidad”, se le pidió tomar la mejor fotografía posible. Sólo una imagen sería evaluada al final del curso, y la nota dependería de su perfección.
Al segundo, el “grupo de cantidad”, se le pidió tomar tantas fotos como fuera posible. Cuantas más fotos tomaran, mejor sería su calificación.
¿El resultado?
Al final del curso, las mejores fotos vinieron del grupo que se enfocó en la cantidad. Mientras los estudiantes de calidad analizaban, planeaban y se preocupaban por obtener la imagen perfecta, los del grupo de cantidad experimentaban, aprendían de sus errores y mejoraban más rápidamente.
La lección es evidente: la práctica constante supera la perfección teórica.
Veamos cómo aplicamos esta lección en el ámbito de la salud:
Para un cirujano, leer libros de cirugía es útil, pero participar en una gran cantidad de cirugías, desde observador hasta cirujano principal, es lo que realmente te lleva a la excelencia.
Para una enfermera, enfrentarte a muchas curaciones complejas, pacientes con heridas por presión y aprender de la práctica diaria, te permitirá dominar las técnicas más rápido que sólo estudiar guías.
Para un gestor de salud, dirigir reuniones, negociar con colegas o manejar conflictos repetidamente te permitirá mejorar tus habilidades de liderazgo mucho más que un curso teórico sobre gestión de equipos.
Personalmente, esto lo he visto repetidamente en mis habilidades de manejo de conflicto.
Luego de haber participado en cientos de situaciones donde hay algún tipo de discrepancia, discusión o francamente conflicto verbal desatado; he aprendido a mantener la calma, escuchar profundo e intervenir de manera más sabia para desactivarlo y darle un cauce positivo.
Esto no lo aprendí de un libro.
Lo aprendí de los 17 años que llevo siendo jefe, teniendo jefes e interactuando con miles de personas.
¿Cómo integrar este principio a la práctica?
Aquí te dejo tres ideas:
Lección 1: Cantidad sobre perfección
En lugar de obsesionarte con hacer todo perfecto desde el inicio, concéntrate en acumular repeticiones.
Cada paciente que atiendes, cada reporte que redactas, cada intervención que lideras, es una oportunidad para aprender.
Como en la fotografía, la mejora viene de la experimentación constante. Después de cada intento, reflexiona rápidamente sobre lo aprendido y vuelve a intentarlo.
Ejemplo: Si estás comenzando a gestionar un equipo clínico, en lugar de esperar a tener la reunión de equipo perfecta, participa en tantas reuniones como puedas. Cada reunión te permitirá identificar áreas de mejora en tu comunicación y liderazgo. A través de la repetición, aprenderás a dirigir de manera más efectiva.
Lección 2: Empieza a practicar pronto
La información realmente valiosa viene con la acción.
Si te interesa aprender a liderar equipos de manera efectiva, no esperes hasta completar ese diplomado o leer el último artículo.
Involúcrate en el proceso desde ahora: organiza una pequeña reunión, lidera una discusión, participa en la toma de decisiones.
Ejemplo: Supongamos que te acaban de nombrar supervisor o jefe de una unidad en un hospital. En lugar de esperar a completar el curso del área de gestión de personas, comienza por realizar reuniones 1:1 con los miembros de tu equipo. Escucha sus inquietudes y haz un seguimiento de sus necesidades. Cada interacción te enseñará más sobre liderazgo que cualquier teoría.
Lección 3: Sistemas en lugar de metas
Tener grandes metas está bien, pero los verdaderos progresos provienen de los sistemas diarios que implementamos.
En lugar de centrarte en bajar 10 kilos este año, enfócate en realizar una breve actividad física diaria y en ajustar pequeños hábitos alimenticios.
Si tu meta es convertirte en un mejor líder, céntrate en desarrollar rutinas diarias de comunicación con tu equipo o de seguimiento de tareas.
Ejemplo: Si tu objetivo es mejorar la calidad del servicio en tu unidad, en lugar de fijarte como meta final reducir el tiempo de espera de los pacientes, crea un sistema diario en el que revisas al final de cada jornada las estadísticas de tiempos de atención y coordinar mejoras inmediatas. Esto permitirá ajustes constantes y una mejora continua.
James Clear lo resume perfectamente: “No nos elevamos al nivel de nuestras metas, caemos al nivel de nuestros sistemas”.
—
Para terminar, dos preguntas para ti:
¿Qué estás buscando mejorar este año?
¿Cómo puedes implementar un sistema que te permita acumular repeticiones diarias y avanzar más rápido?
¡Buen fin de semana!
Cristian