Tres Focos Para Gestionar








por Cristian Saavedra | Tiempo de lectura - 3 minutos










Hay actividades que requieren alta concentración.
Un cirujano trabajando en una intervención de cinco horas.
Cada paso requiere sincronía adecuada entre su conocimiento previo, la planificación de la cirugía, la información de lo que ve en cada momento y la ejecución de cada movimiento.
No hay espacio para pensar en el conflicto familiar con el hijo mayor, la planificación de las vacaciones del próximo mes o la incomodidad generada por el nuevo traje de pabellón que aprieta la pierna…
Otras actividades requieren una fuerte orientación a las personas. Este es el caso de una enfermera jefa de urgencias que debe organizar eficazmente el equipo.
Para ejercer bien su rol, ella debe identificar las competencias y cualidades personales y conocimientos específicos para el rol.
Debe tener altos niveles de empatía, para entender a cada miembro del equipo y diseñar dinámicas de trabajo donde las relaciones sean virtuosas
Un grupo distinto de actividades requieren una potente visión sistémica. En este nivel, está el gerente general de una red de salud, que debe entender las variables del entorno económico y social, para anticipar las medidas de largo plazo adecuadas para su organización.
Debe considerar en su rol, por ejemplo, las tendencias globales como la pandemia, la crisis de las ISAPRES, el impacto del aumento de IPC en las clínicas y hospitales, por nombrar algunas.
Daniel Goleman (un investigador y escritor estadounidense experto en temas de Inteligencia Emocional), conceptualizó y desarrolló una teoría respecto a estos niveles de foco, clasificandolos en tres tipos:
1. El foco interno (inner focus)
El del ejemplo del cirujano. Este nivel de foco se sostiene en los valores intrínsecos, las intuiciones y características internas de la persona. Estos rasgos determinan nuestra capacidad de controlar conscientemente nuestra atención y dirigirla selectivamente a una acción decidida por nuestra voluntad.
Al mismo tiempo nos permite identificar y dominar las diversas distracciones que atentan con nuestra capacidad de concentración.
Nos permite, por ejemplo, poner en un segundo plano las preocupaciones de la próxima meta con riesgo de incumplimiento, que la música del entorno no nos distraiga de la escritura de un correo importante, o que no sucumbamos a la tentación de abrir LinkedIn, Instagram y revisar la bandeja de entrada de nuestro correo cada cinco minutos (a mi, al menos, me pasa todo el tiempo)
2. El foco externo (other focus)
El de la jefa de urgencias. Nos permite conectar con las personas y establecer relaciones valiosas.
Por un lado nos ayuda a decodificar las señales verbales y auditivas que reflejan las intenciones y capacidades de un otro; y por otro lado, nos permiten ajustar nuestro lenguaje emocional para generar la conexión que deseamos.
Si estamos frente a alguien que ha perdido un ser querido, bajamos el volumen y velocidad de nuestro hablar, encorvamos un poco la espalda y procuramos acercarnos con un contacto corporal sutil y profundo como abrazar o tomar la mano.
Si estamos frente a alguien que ha tenido un gran logro y queremos felicitar, elevamos amablemente el tono de voz, abrimos nuestros ojos y ofrecemos una sonrisa amplia aumentando el volumen de nuestras palabras.
El foco externo, nos permite el ajuste emocional adecuado para conectar potentemente con un otro.
3. Foco sistémico (outer focus)
El del directivo. Nos ayuda a decodificar las tendencias o problemáticas de una organización o grupo humano.
Cuando analizamos el posible impacto institucional de una medida general como una reorganización, echamos mano a una serie de conocimientos teóricos, experienciales y relacionales que combinados con una alta dosis de intuición, nos lleva a realizar predicciones.
Esas predicciones nos orientan a acciones concretas.
La combinación de información económica, social y política permite a un director de empresa o gerente de una clínica o seguro de salud, predecir cursos de acción y tomar decisiones, por mencionar otro ejemplo.
A diferencia de los otros dos niveles, en este caso, no existe certeza del resultado (como generalmente la hay tempranamente en una decisión de tipo clínica donde por ejemplo rápidamente sé si una sutura o una placa para estabilizar una fractura está bien localizada)
Distintos tipos de actividad, distintos desafíos.
Desempeñar un rol de gestión requiere un desarrollo equilibrado de los tres tipos de foco
Sin foco interno, no tendremos la capacidad de administrar nuestra energía para lograr las tareas concretas del rol, la claridad para organizar nuestro tiempo y la lucidez para tomar las decisiones adecuadas.
Sin foco externo, no podremos generar relaciones valiosas con los miembros de nuestro equipo y por lo tanto se dificultará el logro de objetivos colectivos.
Sin foco sistémico, no seremos capaces de detectar las grandes señales del entorno para guiar bien a nuestro equipo con sabiduría y calma a través de los constantes procesos de adaptación y cambio en el que vivimos en el momento actual y para tomar las decisiones estratégicas de largo plazo.
¿Qué tipo de foco sientes que necesitas desarrollar más para desempeñar mejor tu rol actual?
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