Tres Herramientas Imprescindibles para Mejorar un Proceso








por Cristian Saavedra | Tiempo de lectura - 2 minutos










En salud todo es un proceso.
Cirugía → Proceso
Colocar un catéter → Proceso
Examen de laboratorio → Proceso
Atención clínica → Proceso
Responder un reclamo → Proceso
Reanimar un paro → Proceso
La lista es infinita
Para mejorar el funcionamiento de un sistema de salud, hay que mejorar procesos.
No hay opción.
Acá tres de las herramientas más simples y útiles para mejorar un proceso
1. Análisis Causa Efecto.
Es una de las técnicas más conocidas.
En simple, se trata de encontrar y diagramar las posibles causas de un efecto o problema, hasta encontrar o acercarse al origen.
Si bien la herramienta ha evolucionado en el tiempo, es comúnmente atribuida a un profesor Japonés llamado Kaoru Ishikawa, quien en los años 60 desarrolló la forma gráfica del diagrama posteriormente conocido como diagrama de Ishikawa o espina de pescado.
Combina perfecto con otra estrategia simple llamada “los 5 por qués”; que postula que para encontrar la causa de un problema debemos preguntarnos sistemáticamente “Por qué” (ver artículo previo acá)
Un link: Institute for Healthcare Improvement
2. Checklist
La más simple de las tres.
Una lista de verificación (checklist) permite, de manera sencilla, asegurar que no se olvide ningún paso.
Ayuda a disminuir errores y a mejorar la consistencia de un proceso.
Uno de los ejemplos más valiosos de checklist son las pausas de seguridad que se aplican en las cirugías.
Pero hay cientos de ejemplos: checklist para prevenir infecciones de catéter, para administrar medicamentos, para evitar caídas en los hospitales, para reanimar pacientes en las urgencias, etc…
Todos tienen en común dos cosas: una simpleza obscena y una efectividad incuestionable.
Atul Gawande, médico norteamericano, ha profundizado en los beneficios de esta herramienta.
Un libro: “el efecto checklist”
Un artículo breve: La Lista de Verificación
3. Ciclos PDSA
Es una sistema para probar e implementar cambios a un proceso. Se basa en la aplicación repetitiva e incremental de cuatro pasos.
Plan (Planificar): Definir el cambio que se quiere probar y los objetivos
Do (Hacer): Ejecutar el cambio
Study (Estudiar): Observar qué pasó luego de ejecutar el cambio,
Act (Actuar): Decidir si se repite un nuevo ciclo de cambio o si se adopta
Ejemplo:
Supongamos que queremos mejorar la adherencia al lavado de manos antes de un procedimiento. El método simplificado sería algo como lo siguiente:
Plan: Definimos un objetivo (lograr 98% de adherencia de lavado); diseñamos una intervención (mejorar la ubicación de los dispensadores de alcohol), y acordamos día y hora del test (3 primeras semanas de enero, de 8:00 a 13:00 hrs)
Do: Ejecutamos el test y recolectamos las observaciones.
Study: Observamos la data y sacamos conclusiones
Act: Decidimos si adoptamos la estrategia, si la modificamos o si la hacemos a mayor escala. Luego definimos si diseñamos un nuevo ciclo.
Mejorar procesos debe estar en el ADN de todo profesional que se dedica a la gestión en salud.
Y conocer herramientas simples y efectivas para hacerlo es un imperativo.
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